Si no está escrito, no existe

La Revista Colombiana de Reumatología
y la investigación en Colombia “Si no está escrito, no existe”. Anónimo
Rev Colomb de Reumatol 2003




Las cifras oficiales sobre investigación en Colombia son en general bien conocidas por la academia universitaria. Entre los datos se destaca que sólo 1% de los investigadores en el ámbito mundial se encuentra en Latinoamérica. Sin embargo, somos conscientes de que el país cuenta con científicos de gran renombre como Manuel Elkin Patarroyo y su hermano Manuel, Rodolfo Llinás, Salomón Hakim, Elkin Lucena y Luis Yarzagaray, entre otros. Existen muchos otros nombres, la mayoría de ellos anónimos para el público en general, quienes también realizan su aporte científico a Colombia.
Si tenemos en cuenta que éste es un país de 40 millones de habitantes, las presencia de estos investigadores se explica según las leyes de la probabilidad matemática por las que se rigen los números. Mejorar estas cifras depende de una política definida por parte de todos los estamentos interesados en Ciencia y Tecnología.
Sabemos que es difícil romper las barreras de un pensamiento pesimista heredado del mestizaje y fomentado por la coyuntura dramática que vive el país en la actualidad, para no mencionar la frustrante Ley 100. Este pensamiento crea falsos paradigmas que establecen que sin recursos suficientes es imposible hacer investigación, que publicar en revistas científicas «quita tiempo» y es irrelevante, y que los congresos de actualización en nuestros campos son sólo espacios para integración social o para descansar.
El primer paso del proceso de investigación debe ser la identificación de problemas; en Colombia aún carecemos de adecuados estudios descriptivos epidemiológicos básicos que indiquen cuáles deberían ser las líneas prioritarias de investigación. Estos estudios todavía tienen vigencia en nuestro medio, simplemente porque nuestros antecesores no los describieron o no hemos tenido la tradición de rescatar y enseñar nuestros propios datos, y hemos optado por la transmisión del conocimiento como en los inicios de la humanidad, es decir, por medio de la tradición meramente oral. En este proceso, ¿qué caso tiene enseñar a nuestros estudiantes complejos métodos de
investigación y diseños epidemiológicos altamente sofisticados, si el proceso inicial de identificación de problemas no se ha dado o se ha dado sólo parcialmente por parte de sus profesores?
Durante los últimos años, los reumatólogos colombianos hemos logrado consolidar la Revista Colombiana de Reumatología como órgano oficial de difusión de la Asociación. En conjunto con el portal www.asoreuma.org se han convertido en un vehículo de exportación de conocimiento de nuestras actividades a nivel nacional e internacional.
Todos sus números desde el año 99 están disponibles para consulta en internet y recibimos innumerables visitas y consultas tanto de médicos como de estudiantes que aprecian la calidad de la Revista. Tenemos la meta de ser una revista de consulta ubicada en todos los índices internacionales pertinentes. Es una meta ambiciosa dadas las limitaciones del medio, pero coherente si tenemos en cuenta las características de la especialidad, su desarrollo en el medio y la conformación de varios grupos de reumatólogos en todas las regiones del país.
Sin embargo, sólo un pequeño porcentaje de los trabajos presentados en los congresos nacionales o internacionales es finalmente enviado a publicación; se hacen demasiadas revisiones de temas, que si bien son de gran calidad, no tienen la misma importancia de los artículos originales que son los que dan la pauta del impacto científico a las diferentes revistas. Finalmente, algunos miembros con gran solidez científica prefieren presentar sus estudios en otras revistas o en idioma inglés. Aunque todo lo anterior pueda ser comprensible, la única manera de impulsar permanentemente la Revista es publicar sistemáticamente en ella y mejorar cada uno de los puntos.
La Asociación ha dado varios pasos para fortalecer la Revista y la investigación en nuestro campo. La creación del primer Premio Nacional de Reumatología, que será apoyado por Laboratorios Abbott, quiere estimular la investigación nacional de enfermedades reumáticas. Hemos creado el Grupo Nacional de Estudio de la Artritis Reumatoide, que debe pasar en los siguientes meses de la etapa de revisión sistemática de la literatura, a la de obtención de datos propios sobre la enfermedad en nuestra población. También tenemos como gran objetivo poder
desarrollar un estudio nacional sobre prevalencia de enfermedades reumáticas. Hemos además publicado guías para el tratamiento de la osteoartritis y de la artritis reumatoide, así como diferentes documentos oficiales de la Asociación que han aparecido en la Revista, y ya es frecuente en los congresos nacionales encontrar citas de artículos aparecidos en ésta.
El doctor Donato Alarcón-Segovia alguna vez me mencionó que, a su juicio, la investigación era «10% inspiración y 90% transpiración». A los colombianos nos sobra creatividad e inspiración. Entonces aportar, es decir, lograr un peso específico en la comunidad internacional, depende de que revisemos nuestras prioridades, definamos nuestros principales problemas, describamos todo lo posible, participemos activamente (con trabajos) en los congresos médicos y publiquemos los datos en nuestra Revista. Además, en un mundo globalizado e interconectado hay avidez por conocer las características de cada enfermedad en todos los países.
Para quienes creen que no es rentable, la investigación genera desarrollo, y además de cumplir un objetivo social, puede generar muchas divisas para los países e individuos que la hacen con inteligencia. Es también una forma de ver la vida y una característica valorada del perfil del reumatólogo. Es posible que descubramos después de un tiempo que ya no sólo participamos y a veces publicamos, sino que también aportamos.
Carlo Vinicio Caballero Uribe

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