Después de la Pandemia
Hace unos días lei un tuit de tantos en el cual un escritor preguntaba, si escribieras una novela sobre la pandemia .¿Cuál sería la primera frase? Yo leí las respuestas (A la fecha van más de 7800) y escribí mi pequeña contribución: “Despertó agitado sin saber que los siguientes tres meses serían peores que la pesadilla que acababa de tener”. Al escribirla me ponía en la perspectiva que pedía el escritor, el de la ficción, sin pensar mucho aún en la realidad que estamos viviendo.
A pesar de lo tremendamente complicado de la situación aún hay muchos motivos para estar optimistas. Hemos conocido en muy poco tiempo muchas cosas sobre este nuevo virus. Quién es, cómo se detecta, qué tanto afecta, cómo se propaga en la mayoría de los casos, cuál es la gravedad (afortunadamente la mayoría son leves), que hay países que están controlando la curva, que hay muchas personas que se han recuperado incluso después de hospitalizaciones y cuidados intensivos, que se inactiva fácilmente y que casi no afecta a los niños. La ciencia está haciendo su trabajo y hay por lo menos a la fecha 267 terapias en investigación y varios tratamientos preliminares y por supuesto se está trabajando en una vacuna.
A pesar de toda esta información, aún tenemos muchas cosas por responder y muchas preguntas en el corto, mediano y largo plazo. En el estado de cuarentena en que estamos la mayoría actualmente, unas de las más importantes tienen que ver con la economía y el sostenimiento a largo plazo, ¿cuánto tiempo más seguiremos así? ¿Qué pasará la economía de nuestros países y la propia?
Hay gente que empieza a vislumbrar o le parece obvio un escenario de dilema entre la salud pública y la economía.
A pesar de las múltiples advertencias (Fig) el mundo está tratando de responder ante esta pandemia de la mejor manera que ha podido. Es cierto que si se hubieran escuchado tal vez se hubiera dispuesto de un sistema de alertas tempranos, tenido una mejor respuesta global ante la epidemia con un plan estructurado y una oportuna adecuación de los sistemas de salud con reservas de ventiladores, equipo de protección y ventiladores para responder ante la crisis. Por eso estamos viendo que las respuestas han sido muy variables y los desenlaces también según el País, sus condiciones propias y su capacidad de respuesta.
El mundo ha escogido, apropiadamente, la vida por encima de la economía pero lo que no sabemos es por cuánto tiempo. No hay tal dilema ya que las experiencias y simulaciones previas han anticipado que la situación de pandemia corresponde a una grave crisis de salud pública que invariablemente trae consecuencias políticas, sociales y económicas (fig 2) que son potencialmente catastróficas pero que hacen parte del mismo escenario. Lo cierto es que esta crisis requiere una respuesta coordinada por parte de la OMS, los gobiernos, instituciones públicas, privadas y la sociedad como un todo para poder salir adelante.
Como muchas otras veces ante situaciones similares, la vida va a continuar y tendremos que ajustarnos querámoslo o no, a lo que que va a ser un “nuevo normal” ya que no se anticipa que cambien sustancialmente las condiciones por meses o al menos hasta que se tenga una vacuna que no se calcula esté disponible antes de 18 meses.
Como muchas otras veces ante situaciones similares, la vida va a continuar y tendremos que ajustarnos querámoslo o no, a lo que que va a ser un “nuevo normal” ya que no se anticipa que cambien sustancialmente las condiciones por meses o al menos hasta que se tenga una vacuna que no se calcula esté disponible antes de 18 meses.
Viendo el lado positivo se ha demostrado que tenemos una capacidad de cambio mayor de la que imaginamos ante lo que es obligatorio. Este experimento social masivo y universal que nos está ayudando a desarrollar ese “nuevo normal”. Hemos observado que propuestas que se venían discutiendo e implementando con relativa lentitud tienen hoy más que nunca una oportunidad de aplicación dentro de ese nuevo escenario que poco a poco tendremos que construir. Durante años hemos estado proponiendo varios cambios para el futuro de la especialidad en áreas como la atención clínica, la enseñanza de la especialidad y la educación médica continua entre otras que se orientan a mejorar y actualizar lo que ya podemos hacer:
Cambios en la atención médica: Hemos propuesto a los reumatólogos convertirnos en los William Osler del siglo XXI (El padre de la Medicina clínica de finales del siglo XIX y XX) haciendo uso de la tecnología como extensión de nuestras habilidades clínicas implementando ecografía de rutina y usando la telemedicina y dispositivos modernos para seguimiento y monitorización de los pacientes buscando ofrecer a los pacientes un mejor modelo de atención que pueda minimizar los retardos en la atención, la atomización de los servicios y la falta de interdisciplinariedad para estar preparados para ese mundo crecientemente digital y tecnológico.
Cambios en la enseñanza de la especialidad: Hemos insistido en que debería reestructurarse para introducir el uso de diferentes plataformas de comunicación, técnicas como el de la clase al revés y las redes sociales
Cambios en la educación médica continua: Hemos insistido que deberíamos tener mucho mejor criterio en la selección de eventos a los cuales asistimos por factores de tiempo y relación costo/beneficio entre otros aspectos.
El uso masivo de muchas de estas herramientas durante la pandemia (foto portada) ha permitido que veamos su “lado humano” mostrando que no pueden ni van a reemplazar la necesidad que tenemos de encontrarnos, abrazarnos, simplemente compartir o conversar tomando un café. Hemos tenido distanciamiento físico más no social que nos han permitido disfrutar de muchos tipo de encuentros académicos y sociales y seguir en contacto aunque se que dentro de cada uno de nosotros sin duda habite la esperanza de ese pronto reencuentro.
No sabemos cuanto tiempo dure la pandemia ni cuando será la siguiente. Las medidas de distancia social, uso de mascaras, limitaciones para reuniones presenciales y viajes continuaran durante un tiempo por definir. La marca en quienes la estamos viviendo cualquiera sea nuestro rol serán permanentes, las perdidas irreparables. Como siempre el mundo seguirá su curso con quienes se adapten de una u otra manera.
Las crisis son una oportunidad inmejorable para reinventarnos y superar la adversidad. Es posible que todo esto se olvide como se han olvidado otras pandemias, pero si tuviese una pesadilla como el personaje de la novela, sería tal vez descubrir que no fuésemos capaces de aprender al menos algunas de sus lecciones y estar para la siguiente tal vez mejor preparados.
¿Cuál sería tu pesadilla? ¿Cómo te estás reinventando?
Lecturas recomendadas :
Caballero-Uribe C.V. (2018) An Education in Digital Health. In: Rivas H., Wac K. (eds) Digital Health. Health Informatics. Springer, Cham
Comentarios
Miguel Angel Gonzalez Reyes
Muchas gracias por sus comentarios
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